En los últimos años se ha intensificado la labor de educación para la conservación del águila harpía, declarada como el ave nacional de Panamá, mediante la Ley No.18 del 10 de abril de 2002. Se han desarrollado proyectos-como el del Fondo Peregrino- para criarlas en cautiverio para su posterior liberación.
Si este animal llegara a desaparecer causaría un desequilibrio en la cadena alimenticia, proliferándose mamíferos, herviboros y omnivoros, que viven en grandes grupos reproduciéndose sin control, que como consecuencia tienen un efecto negativo posterior sobre los seres humanos.